Este jueves 17 de abril, se cumple el centenario del nacimiento del insigne chalaco Profesor y Maestro don Teófilo Jorge Lizarbe Valiente (17.04.1914 – 12.12.1975), de quien tuve la inmensa suerte de ser alumno y discípulo en el Colegio Italiano, cuando estudié el primero y segundo de secundaria (1957-1958). A través de estas breves líneas quiero renovarle el infinito agradecimiento que le guardo.
El Profesor don Jorge Lizarbe Valiente fue hombre de estirpe de educadores ya que su madre fue también Maestra y Educadora chalaca. El Profesor don Jorge Lizarbe Valiente, como su progenitora, dejó profunda huella en el espíritu de quienes fueron sus alumnos así como en la docencia de la época de nuestra ciudad natal. Don Jorge Lizarbe fue, pues, fiel tanto al abolengo y legado familiar como a sí mismo: forjador de espíritus e intelectos libres, nutriolos con la savia de su sabiduría, de su dedicación por el conocimiento y la ciencia, y por su entrega sin medida en pro de la verdad y la decencia.
No hay pluma capaz de describir el regocijo y complacencia que causaban sus intervenciones. Sus clases eran esperadísimas, a las que jamás faltó él porque dentro de sus virtudes también estuvo la de la puntualidad. Debido al riquísimo bagaje de conocimientos y experiencias ganados en el decurso de su existencia ya desde muy niño, y a su natural capacidad expresiva, supo ponerse en contacto y llegar al corazón y al intelecto de quienes lo escuchaban. Las lecciones que impartía, como sus anécdotas, sin perder la rigurosidad y disciplina de sus asignaturas, fueron manifestación de la belleza de sus sentimientos, de lo que él guardaba con mucho cariño en el alma y cultivó con esmero para beneficio de la juventud chalaca.
El Callao será ingrato y olvidadizo, como hasta ahora lo ha sido con don Jorge Lizarbe Valiente y con otros prohombres de su talla, mientras una calle, plaza, escuela o biblioteca, o todo a la vez no lleven su nombre para ejemplo y reparación de las presentes y futuras generaciones de nuestra ciudad natal. Esta enmienda nos devolverá la confianza de que El Callao se chalaquiza y avanza.
El Profesor don Jorge Lizarbe Valiente se halla en el Reino de los Hombres Buenos, en el cariño e imborrable recuerdo de sus discípulos y en la memoria imperecedera de nuestro Callao.
Ricardo Elías Mateo Durand
Tartu
Estonia
Como homenaje, la página cultural EL CALLAO se complace en publicar nuevamente:
PAN DE FAMILIA
A mi inolvidable Maestro don Jorge Lizarbe Valiente
chalaco ejemplar
17.04.1914 – 12.12.1975
In memóriam
Sí, decididamente he tenido suerte en la vida, también y especialmente con mis maestros de escuela en mis años de niñez y adolescencia, sobre quienes iré esbozando semblanzas acerca de su genio y figura. Una de las personalidades más atrayentes, que recuerdo envuelta en una aura mágica, fue Jorge Lizarbe Valiente. El profesor Lizarbe fue hombre de saber enciclopédico, de erudición y cultura profundas, amplias y elevadas. Sin esfuerzo, de manera natural y espontánea llegaba a su auditorio fuera éste de la condición y nivel que fuese. Siempre ecuánime, equilibrado, imparcial, respetuoso y objetivo, por decir lo menos acerca de su persona y de su condición de formador de espíritus e inteligencias.
Estando en primero y segundo de secundaria en el Colegio Italiano Santa Margarita (escuela por la que profeso mucho cariño habida cuenta que allí me inicié en jardín de la infancia en 1949), por el 1957 y 1958, respectivamente, lo tuvimos de maestro de gramática y literatura, disciplinas que, bajo su apostolado y docencia, catamos, paladeamos y degustamos con verdadera satisfacción.
Nuestro salón de clase ubicábase en el segundo piso, subiendo las escaleras de madera, a la mano derecha. Quedaba justo encima de la capilla que por entonces disponía el colegio.
Estudiaba con nosotros un excelente muchacho de apellido Fiestas, un poco lento en reacciones quizás por su mayor estatura en comparación con los demás. Fiestas era flemático, calmoso, parsimonioso. Los compañeros, juguetones como son los jóvenes, e hirientes cuando quieren serlo, lo rebautizaron con el apodo de Burro con sueño. En cierta ocasión que el profesor Lizarbe le formuló una pregunta, como quiera que Fiestas tomase su tiempo en responderla, por lo bajo algunas voces, quedamente, asordinadamente, le soltaron el consabido mote de Burro con sueño, promoviendo risas, con el resultante nerviosismo de nuestro apreciado compañero, que quedó cohibido.
– ¿Por qué te callaste? -le preguntó el profesor Lizarbe-;
– Porque me están molestando …
– ¿Te están molestando, dices?
– Sí … Me están molestando.
– No hagas caso. Si tú haces caso das a entender que te afecta lo que piensan y dicen de ti. Lo que los demás piensan y dicen de uno es sólo la opinión particular de ellos, no la tuya. Uno debe guiarse por el propio criterio … Jamás pierdas la ecuanimidad y compostura, y tampoco permitas que cambie la disposición de tus gestos, ni demude tu semblante … Te contaré un suceso de mi vida y tú mismo juzgarás las cosas.
Dicho esto, nuestro Maestro se tomó la barbilla con la mano derecha, guardó silencio unos segundos, como reflexionando, como escudriñando en el ámbito interno experiencias personales remotas, esperando el instante y lugar más idóneo para iniciar su narración, que abordó de esta manera:
– Sabrás, amigo Fiestas, que desde joven hube de trabajar porque la situación así lo exigía … ¿En qué, me preguntarás?: En lo que fuera, porque del trabajo honrado nadie debe avergonzarse. Uno debe avergonzarse de la mendacidad, del pillaje, del doblez, de la falta de honradez. Yo empecé en la panificación. Laboré en una panadería y, como los panes deben estar listos desde muy temprano, salidos de la tahona, anticipándose a la hora de ingreso al trabajo de la gente, pues hay que amasar la harina, leudarla, realizar las labores vinculadas a esta actividad y ponerla a punto, lista para el horno. Toda la faena panificadora es nocturna. Me lavaba cuando llegaba la mañana, me cambiaba de ropa y me iba temprano a tomar desayuno, y de allí pues a la escuela, para llegar a la hora y no tardarme. Habiéndome esforzado durante la noche lógico era que me durmiera en clase, que pareciera como distraído en las lecciones, y de hecho me dormía, por lo que a mí también los compañeros me pusieron el sobrenombre de Burro con sueño … ¿Crees tú que me amilané, que me apoqué o que me sentí desalentado u ofendido? … ¡Pues no! Yo seguí adelante, estudiando, bregando contra viento y marea, aprendiendo cosas nuevas, cultivando el espíritu y la inteligencia, porque allí no hay pierde, porque lo que uno lleva adentro -dijo señalándose con el índice derecho primero la cabeza y luego el corazón- es algo que nos pertenece, algo que nadie jamás podrá arrebatarnos, y nos acompañará siempre, mientras vivamos, con la ventaja que se enriquecerá con los años … ¡No lo olvides!
– Pasó el tiempo, mi apreciado amigo Fiestas, y cada cual encontró su camino en este mundo. Pude ingresar en la universidad y alcanzar estudios superiores, porque para construir en esta vida lo normal y lógico es esforzarse y tomar las cosas con seriedad. Llegados a este punto, recuerdo que en cierta ocasión el gremio de panaderos, ante posible huelga reivindicativa para que fuesen reconocidos derechos laborales organizó un acto en uno de los cines teatro del Callao, y, conocedores de mi ascendencia en el oficio – nunca perdí relación con nadie –, me invitaron para que fuese orador de fondo.
– ¿Conoces el Cine Pacífico; el Cine Avenida, anteriormente llamado Alfonso Xlll; el Cine Porteño? … ¿Conoces los demás cines del Callao? … ¿Si?
– Sí, profesor -dijo Fiestas-.
– Bueno … La asamblea se llevó a cabo en el Cine Pacífico. Acudí como uno debe hacerlo, con actitud positiva, circunspecto, prudente, mesurado. Fui como uno debe estar siempre: presentable. Presentable en vestimenta y presentable en modales; respetuoso con uno mismo y respetuoso con los demás. Fui con mi terno, con mi camisa blanca, con mi corbata … Yo era así como me ves ahora, tal vez no alto (que nunca lo fui), pero sí grueso y macizo, porque son características de mi cuerpo. Lo era menos que ahora, claro … Antes era más joven y ágil … Te agregaré que soy socio fundador del Sport Boys Association, y también fui jugador de su equipo … pero ésta es otra historia.
EQUIPO JUVENIL SBA 1930
EL EQUIPO JUVENIL CAMPEON SBA 1930
PRIMER TRIUNFO INTERNACIONAL DEL SBA 1931
– Prosiguiendo mi relato, te cuento, pues, que hablaron todos los que debían precederme, y cuando me llegó el turno de hacer uso de la palabra, no bien hube empezado a pronunciar las primeras frases – todo era silencio, todo era expectación y expectativa -, instante en que uno de balcón, ¡sábelo Dios quién sería ese burlón y ordinario!, a voz en cuello gritó:
– ¡Cállate, pan de familia!
– Por si tú no lo sabes, Fiestas, el pan de familia era uno de ésos de molde, no muy largos pero sí anchos, cuadrados, ¡excelente hogaza para satisfacer a todo un clan! … Indudablemente, ese chabacano balconero me encontró similitud con la famosa y popular barra familiar apropiada para el desayuno y liquidación de cualquier hambre.
– ¡Cállate, pan de familia!, retumbó su voz en toda la sala del cine, cortándome en medio de una oración, de una frase. Acto seguido, hubo tremenda explosión de risa, de estruendosas risotadas y alboroto … Un estallido de carcajadas duraderas … ¿Que qué hice yo? … ¿Me molesté y abandoné el proscenio?, ¿me fui del escenario cabizbajo, alicaído y consternado?, ¿me ofendí, me resentí?, ¿le respondí malamente? … ¡No! … ¡Nada de eso! … ¡Nada de eso, mi apreciado amigo Fiestas! … Sin alterar mi semblante, porque no había necesidad para transfigurarme, guardé silencio y esperé hasta que la gente agotara su risa, y, como si nada hubiera sucedido reanudé mi discurso una vez que la calma retornó a la sala. Al concluirlo fui ovacionado con mucho entusiasmo, largamente aplaudido por parte del público asistente.
– En cuanto a qué ocurrió después, me parece que hubo una nueva ronda de conversaciones entre el gremio y los empresarios, y ambas partes llegaron a acuerdos beneficiosos. Nunca estará demás que repitamos que en esta vida nosotros siempre debemos proceder con rectitud, con deferencia, con consideración hacia los demás y hacia uno mismo. Igualmente, siempre y en cualquier momento habremos de defender el derecho, pero entre éste y la justicia, elegiremos la justicia.
Todos nos quedamos pensativos luego que nuestro maestro hubo concluido su discurso. Las razones generosas poseen la doble virtud del efecto inmediato y del efecto retardado, diferido, ése que hace su labor y echa raíces a lo largo del tiempo, tanto como dura la propia vida y la de las generaciones que nos siguen, por ello nunca nadie olvida las enseñanzas aprendidas en los años mozos, lo edificante, lo provechoso. Tampoco el conocimiento será jamás demasiado ni excesivo: el saber no ocupa lugar. Posee la eficacia de germinar para convertirse en árbol frondoso, en exuberante arboleda, en ubérrima y hermosa floresta.
Nuestro Maestro don Jorge Lizarbe Valiente -Pan de Familia-, retomó el hilo de la clase discurriendo ésta con el encanto y seducción con que las dictaba, hasta que repiqueteó el timbre para el recreo.
Ricardo E. Mateo Durand
Tartu – Estonia
El Callao – Perú