La página cultural EL CALLAO tiene la satisfacción de reproducir el primer editorial que, con fecha 02 de noviembre de 1883, apareció en el DIARIO EL CALLAO, periódico fundado por el egregio cuencano-chalaco señor don M. Darío Arrús, gaceta que ese
mismo día inició su existencia y, durante el período transcurrido desde entonces, ha enriquecido el periodismo nacional:
(25.12.1855-25.04.1929)
EL CALLAO, una de las más importantes ciudades del Perú, no puede carecer por más tiempo de un periódico que sirve de órgano a sus intereses y sea eco fiel de sus opiniones.
Desde que el bloqueo de nuestro puerto dispersó a sus moradores y obligó a la prensa periódica a suspendes sus tareas, los diarios que aquí estableció la ocupación chilena, apenas pudieron hacer algo en protección de sus conveniencias. Esas publicaciones no podían mirar sino con el carácter de secundarios los intereses de la localidad, y su palabra más de una vez fue para nosotros amarga, porque necesariamente tenía que armonizar con algo que se hallaba en puga con nuestras aspiraciones.
Evacuada las plaza por las fuerzas de la ocupación y constituida en ella las autoridades nacionales, era preciso que todos los elementos de esta sociedad entrasen en su movimiento regular, que este organismo recobrase sus funciones ordinarias, y con ella, el uso de la palabra después de tan prolongado silencio.
Satisfacer esta necesidad en cuanto lo permitan nuestras fuerzas, es el fin que nos mueve a poner al servicio del público el diario que hoy le ofrecemos.
En la situación actual del país, deber de todo ciudadano es llevar un granito de arena a la obra de la reconstitución de este edificio; que la presión y las malas pasiones redujeron a escombros; y con la buena fe del patriotismo honrado, queremos hacer a nuestro contingente, por pequeño que sea, a esa obra grande y difícil, pero que es preciso terminar.
Creemos que no hay ideas inútiles; por equivocadas que sean las nuestras, servirá, por lo menos para estimular a los hombres pensadores de recio criterio a combatirlas y de allí brotará la verdad, que siempre luce cuando se discute con sincera intención de descubrirla primero.
Afortunadamente entramos en la arena sin pretensiones, sin vínculos políticos, sin afecciones de partido y hallamos en nosotros la fuerza de voluntad necesaria para decir
siempre nuestra opinión sin rodeos, inspirándola en la opinión del público, que nos esforzaremos por conocer en su plenitud.
Sin la necia pretensión de dirigir a los que ejerzan la autoridad , sin tomar el carácter de protectores de los vicios inoculados del pueblo por una educación descuidad y
perniciosa, expondremos con franqueza nuestro parecer, para que se le tome en cuenta si fuera acertado; pero jamás propenderemos al desprestigio del poder constituido,
porque creemos que entre las causas de nuestros males
figuran, y no como de escasa monta, el completo olvido de la conveniencia a este respecto y el abuso de las libertades concedidas por la ley.
La realidad y muy cruda ha sido la prueba a que nos ha sometido la providencia que vela por los destinos de las naciones; dura y terrible la enseñanza que hemos recibido,
y poco sordos seríamos si nos dejásemos llevar por el mismo camino que ha conducido al Perú al lamentable estado de postración y ruina en que se encuentra. El buen
sentido aconseja echar a un lado las malas costumbres de otros tiempos, y buscar el resarcimiento de nuestras pérdidas, no como busca el jugador el desquite sobre el
tapete; sino el agricultor laborioso que se indemniza de los que llevaron los ladrones o destruyó el mal tiempo, con el trabajo honrado y perseverante.
Por demás escabroso es el terreno de lo político; no se puede caminar por él sin dar frecuentes caídas, y desgraciadamente ha sido en ese campo donde nuestra
sociedad ha querido siempre evolucionar y buscar los elementos de su bienestar y progreso.
¡Error lamentable! No a todos es dado ser político, ni a nadie puede convenir el olvido de sus tareas provechosas para entregarse a formar sistemas de administración y luchar a brazo partido para hacerlos prevalecer. Sin embargo, en esto hemos pasado casi el tiempo que hemos llevado de vida independiente; y de allí han nacido las constantes revueltas con las que hemos ensangrentado nuestro suelo escandalizando al mundo; y de allí la paralización de las industria, el atraso de las artes, el desvío de la educación doméstica, el desarreglo de la educación pública; y de allí, en fin, la destrucción de tantos
elementos de vida y de grandeza, cuya falta hemos venido a sentir cuando ya no era permitido improvisarles; en los instantes de la suprema necesidad y de mortal angustia.
Fachada del Diario El Callao
Calle Pedro Ruiz Gallo
(Antigua Calle Teatro)
El 2 de noviembre de 1883 Darío Arrús funda el Diario El Callao. Darío fue un periodista nacido en Cuenca, Ecuador pero que llegó al Perú con sus padres a temprana edad viviendo desde su infancia en El Callao.
El diario, a través de su historia, fue víctima de varias clausuras de parte del Gobierno de turno.
La primera a finales del Siglo 19 durante la lucha entre las fuerzas de Andrés Avelino Cáceres y Nicolás de Piérola, que terminó con el encarcelamiento de Darío Arrús tras negarse a divulgar la fuente de un reporte sobre el fracaso de una expedición del gobierno.
Su segunda clausura fue en el gobierno de Sánchez Cerro tras un incendio que destrozó la Beneficiencia Pública, el diario publicó un reporte sobre la negativa de la Compañía aseguradora a pagar la indemnización. El presidente de dicha aseguradora era también parte del Congreso y solicitó el cierre del diario.
La tercera clausura ocurrió al iniciar la presidencia de don Manuel Odría, quien había destituido a José Luis Bustamante y Rivero, tras lo cual el diario publicó comentarios en favor de la democracia, que hicieron que el general nombre nuevos administradores.
Recién en los últimos años del gobierno de Manuel Prado el diario fue devuelto a sus propietarios legítimos siendo Mario Arrús Grillo, uno de los hijos del fundador quien empieza la recuperación del diario. En la década de los 80, tres nietos del fundador, Oscar Arrús Olivera, Mario Arrús Raschio y Javier Gutiérrez Arrús fundan la empresa ARGU S.A. que es la actual editora del diario
Fuente: http://www.gacetaleonciopradina.com/index.php/component/k2/item/1613