La Biblioteca

Según la etimología de la palabra, el vocablo castellano biblioteca proviene del latín bibliothēca, que a su vez deriva del griego βιβλιοθήκη (bibliothēke), que está compuesto porβιβλίον(biblíon: «libro») yθήκη(théke: «armario, caja»). De esta manera, el significado inmediato y directo de biblioteca designa el lugar donde se guardan libros. De forma análoga, discoteca significa colección de discos musicales o sonoros y el sitio donde se les guarda; hemeroteca, donde se custodian y conservan diarios y otras revistas periódicas; pinacoteca, lugar de protección, galería o museo de pinturas, cuadros; y así sucesivamente. En un principio, el archivo-biblioteca fue de exclusivo uso sacerdotal y/o real. Esto fue así porque desde la más remota antigüedad se complementaron y aliaron poder religioso y poder político, donde la masa popular tenía poco o nada que hacer, como que en aquellos lejanos tiempos escritura y lectura fueron privilegio de castas, de exiguo número de individuos, prerrogativa de muy estrechos y seleccionados círculos sociales.

Tablilla babilónica Fuente: Foto tomada de internet
Tablilla babilónica
                                   Fuente: Foto tomada de internet

La historia de las bibliotecas es producto de la evolución ascendente y avance del pensamiento y cultura de la Humanidad. Como hemos visto, inicialmente su función constituyó la de archivo de uso restringido para determinadas personas e instituciones u organismos, como el clerical y el estatal. Su propósito fue registrar y almacenar datos de sucesos que no debían confiarse al simple recuerdo ni a la buena memoria de los funcionarios y del gobernante – hechos que superaran los años y los siglos – , pudiendo servir tanto en el presente como en el futuro para enterarse de acontecimientos ya ocurridos, cuyo conocimiento y dominio serían vitales: perennizar la memoria y rescatar hechos y sucesos del olvido. Confirmando esta realidad, leemos, por ejemplo, cuando en el 538–537 a.d.Cr., el rey persa Ciro el Grande destruyó el imperio Caldeo y autorizó al pueblo judío el retorno a Jerusalem, situación histórica que determinó el término o conclusión del largo período de su deportación en Babilonia, que había comenzado en el 607 a.d.Cr. Tornado que hubieron los judíos a la capital del Reino del Sur (Judea), se dieron a la tarea de reconstruir el Templo que siglos antes erigió el rey Salomón, a la sazón en ruinas.

En la colección veterotestamentaria – para sólo tomar un caso concreto –, en el Libro de Esdras se halla registrado lo que sigue:

– Esdras 6:1 – Entonces, por orden del rey Darío, se investigó en los archivos del tesoro conservados en Babilonia;

– Esdras 6:2 – y se encontró en Ecbátana, la fortaleza situada en la provincia de los medos, un rollo del tenor siguiente:

Memorándum.

etc., etc.

(Fuente: Biblia de Jerusalén, 1998)

Rollo judío de la Ley Fuente: Foto tomada de internet
Rollo judío de la Ley
Fuente: Foto tomada de internet

Una de estas instituciones más conocidas y famosas en el largo devenir de la civilización fue la antigua Biblioteca de Alejandría, en su tiempo la mayor del mundo. Fue fundada en el siglo lll a.d.Cr. por Ptolomeo l Sóster, y destruída alrededor del año 273 de nuestra era. Fue tan importante que llegó a albergar aproximadamente 900,000 manuscritos, cantidad muy considerable para aquellos tiempos. Recuérdese que por entonces la imprenta ni siquiera se hallaba en pañales puesto que fue invento muy posterior, de Johannes Gutenberg, por el año de 1440, aproximadamente, por lo que la producción y reproducción de libros manuscritos – códices –, debía ser obra de copistas, calígrafos, ilustradores y amanuenses.

Luego de casi mil setecientos treinta años de su desaparición, la Nueva Biblioteca de Alejandría fue construída con apoyo internacional alentado por la UNESCO, y se inauguró el 16 de octubre del 2002.

Representación artística del interior de una biblioteca de la antigüedad Fuente: Ilustración tomada de internet
Representación artística del interior de     una biblioteca de la antigüedad
Fuente: Ilustración tomada de internet

 

Para asegurar su existencia y para que las bibliotecas logren sus objetivos de reunir, coleccionar y sistematizar el material necesario; de organizar – estructurar, ordenar, regularizar y catalogar lo disponible y así, sin dificultad, en el instante oportuno puedan ser ubicados y utilizados los documentos en custodia –, independientemente que su base fuere de tablillas de arcilla, papiro, papel y/o del material más a mano según la época, lugar y desarrollo técnico, etc., los archivos y bibliotecas necesitan apoyo económico y gente especializada. Con objeto de asegurarse su existencia y el cumplimiento efectivo de sus propósitos, reitero, archivos y bibliotecas requieren dedicación y esfuerzo constantes y sistemáticos, tanto material como humano.

Recapitulando. La biblioteca agrupa y sistematiza documentos que son registro y memoria de las sociedades, de los pueblos y de las épocas. Los acumula no para que los hongos ni la humedad los estropeen; tampoco para retozo y alimento de polillas, de ratas ni de cucarachas, ni para que críen tierra y polvo, menos para que ningún pillete se los robe y los venda a coleccionistas, como tan frecuentemente suele ocurrir – con el resultado doloroso de pérdidas irreparables –, sino para informarse, estudiar, investigar y aprender. Los archivos y bibliotecas existen para ser consultados y disponibles a quien los necesite; disponibles al servicio de quienes realizan trabajos historiográficos, científicos, o en el campo y dominio que fueren, en cualquier ámbito del saber humano, y para usufructo del público en general, que requiere enterarse de tal o cual tema y, consecuentemente, tenga acceso al material deseado.

redactando
Redactando documento manuscrito
Fuente: Foto ocasional tomada de internet

La producción tradicional de libros, periódicos, revistas, etc., se halla relacionada con la del papel, que se obtiene de pasta o pulpa de celulosa, y éstas de árboles, lo que hace incuestionable el vínculo entre bosques y bibliotecas. Nos encontramos en una época grave y trascendental. Cada vez con mayor claridad se tiene conciencia de lo limitado de los recursos naturales, planetarios. Hace rato que se puso en tela de juicio los pretendidos beneficios que aportan la explotación de alguna riqueza hasta su agotamiento y desaparición. Si queremos sobrevivir como Humanidad, como especie humana, paralelamente cada día habrá que resguardar nuestros bienes no renovables y, allí donde sea posible, estimular la restauración de los renovables, por lo que resulta fundamental la conservación, recuperación y supervivencia de bosques, arboledas y florestas, y de los animales que los pueblan; de los mares, lagos y ríos, con sus respectivos habitantes marinos, lacustres y fluviales; la pureza de las aguas y de la atmósfera, etc., etc. Si continuamos con la política de romper eslabones, cadenas y ciclos ecológicos aunque fuere con el noble propósito de producir libros; si persistimos en destruir hábitats de animales – incluido el del hombre – y de plantas; si asolamos y desolamos la vida en sus diversas formas existentes en la Tierra desde hace millones de años, entonces el fin y desaparición del hombre mismo será hecatombe más a corto que a mediano plazo.

Como todo tiene que ver con todo y todo se halla concatenado con todo, nuestra elección será tanto más acertada cuanto más conciencia y conocimiento tengamos del mundo objetivo, cuanto más sabio sea el hombre, y para ello necesitamos estudiar e investigar. Estamos frente a la serpiente que se come su cola, uróboros, símbolo del ciclo eterno de las cosas: imperiosamente retornamos al requerimiento de instituciones como archivos y bibliotecas.

Obviamente, así como hay inteligencias de varios tipos, también hay sabidurías de varios tipos. En este sentido, emociona leer la carta que el jefe indio Seatle en 1855 le remitió a Franklin Pierce, por entonces presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Copio un par de párrafos:

… ¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua. ¿Cómo podríais comprarlos a nosotros? …

y concluye con proféticas palabras:

… Tal destino es un misterio para nosotros porque no comprendemos lo que será cuando los búfalos hayan sido exterminados, cuando los caballos salvajes hayan sido domados, cuando los recónditos rincones de los bosques exhalen el olor a muchos hombres y cuando la vista hacia las verdes colinas esté cerrada por un enjambre de alambres parlantes. ¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció. ¿Dónde está el águila? Desapareció. Así termina la vida y comienza la supervivencia…

(Ver la carta completa en:http://www.guelaya.org/textos/jefe%20indio.htm)

Indios norteamericanos Fuente: Foto tomada de internet
Indios norteamericanos
            Fuente: Foto tomada de internet

Sí, tengamos presente sus palabras finales: Así termina la vida y comienza la supervivencia.

El jefe indio Seatle descendía de una cultura que a lo largo de innumerables generaciones había(n) estudiado directamente de la Naturaleza y del Cosmos, que había(n) entendido el Libro de la Ciencia y el Libro de la Vida, todo junto – sin que hubiesen sido expulsados del Paraíso –, y poseía(n) elevados niveles y vastos horizontes tanto de conocimientos auténticos y positivos como ético-morales muy superiores a los que representaba el presidente Franklin Pierce.

La sapiencia y cultura naturales transmitidas de generación en generación, la maestría adquirida a través del quehacer laboral y social: experiencia de vida y ciencia moderna son actividades intelectuales y espirituales complementarias y, por lo tanto, deben vincularse y articularse, y evolucionar asociativamente yendo de la mano con la energía e impulso que proporcionan la honestidad e integridad personales y cívicas.

El Puerto marítimo del Callao es el primero de la república del Perú. Por él egresan e ingresan cada vez en mayores cantidades mercancias y productos de toda especie. Con los géneros y el comercio peregrinan también las ideas, la cultura. Si esto ocurrió siempre, en los tiempos actuales e inmediatos siguientes, y en todo el siglo XXl, la reciprocidad se incrementará merced a la adición de relaciones comerciales con el Oriente, con los países de la cuenca del Pacífico situados al otro lado del mundo. El Perú no es sólo por donde salen las propias mercancías sino que es y cada vez más será empalme y puerta en ambas direcciones – de ida y de regreso – para el intercambio entre países orientales y los que poseen costas atlánticas. Ello requiere la existencia de gente preparada para afrontar los retos que se avecinan. Ello requiere desarrollar conocimientos e inteligencia, que, a diferencia de los demás recursos naturales de la Tierra, el factor intelectual se caracteriza por ser esencialmente de naturaleza especial: maravilloso, inagotable e inextinguible que se incrementa, fortalece y enriquece cuanto más se le emplea.

Puntales de prosperidad y florecimiento: educación masiva, popular, general, universal obligatoria: escuela, instituto, universidad, etc., y con ellos: bibliotecas y archivos.

La educación es inversión cuyos frutos se cosechan en el futuro; pero se cosechan y con creces, abundantes, ubérrimos. Cuanto antes se empiece, mejor.

Llegamos a nuestra realidad bibliotecaria chalaca.

Recuerdo cuando niño, salía del colegio por la tarde y me iba a la sala de lectura de la Biblioteca Pública Municipal del Callao, allí donde todavía está: esquina de la Calle Colón y de la Calle Teatro (ahora Pedro Ruiz Gallo), donde leí obras como “Kon-Tiki”, “Robinson Crusoe”, “La Isla del Tesoro”, por no mencionar sino tres títulos. Las estanterías y anaqueles rebosaban de libros. De la misma forma que en mi casa mis padres antes que me pusiera a leer hacían que me lavara las manos para no ensuciar los libros que tomaba, también las empleadas de la sección infantil de la Biblioteca Pública Municipal del Callao indicaban el lavabo a todos los niños. Había orden, respeto, consideración de todas las partes. Todo funcionaba.

Anverso del carnet de lector de la Biblioteca Municipal del Callao Obsérvese el nombre del alcalde con letras grandes debajo de mi foto personal
Anverso del carnet de lector de la Biblioteca Municipal del Callao
Obsérvese el nombre del alcalde con letras grandes debajo de mi foto personal

No recuerdo que en aquella época en los carnets apareciera el nombre del señor alcalde ni de ninguna personalidad edilicia o regional, como ahora sí aparecen con letras grandes inmediatamente debajo de la foto del titular del carnet. Al pié no aparece el nombre del titular del carnet sino el nombre del alcalde, como también profusamente aparece el nombre del alcalde en las paredes de toda la ciudad, en los carteles y avisos, sobre todo en los de las arterias principales. Como también aparecen esculpidos en las placas de la infinidad de monumentos erigidos en El Callao, donde no son excepción los de la avenida Jorge Chávez, la que va desde la Plaza Grau y el Malecón hasta Chucuito, tantos monumentos y tantas placas que hasta para el más inocentón queda claro que no fueron levantados por civismo, ni en memoria de los héroes que allí figuran, sino para que los propios alcaldes perennizaran su nombre y su apellido. Si alguien piensa que exagero, no tiene más que caminar el trozo mencionado de avenida -Jorge Chávez-, empezando el recorrido desde donde antes estuvo el Pasaje Ríos.

En años sucesivos, cada vez que retorno al Perú, vuelvo a visitar la Biblioteca Pública Municipal del Callao, y compruebo que son inmensas sus penurias e inopia. Pero eso sí: el nombre del doctor alcalde sigue figurando en los carnets que se extienden a los lectores. Cabría preguntarse, ¡¿qué biblioteca que se precie de tal, malvive mísera en las condiciones de la Biblioteca Pública Municipal del Callao?!

Esta institución chalaca, evidentemente, ante la indiferencia oficial se encuentra en abandono casi completo. Disponiendo El Callao de los ingresos y rentas que posee, que son considerables, es tiempo ya de proyectar, estructurar y llevar a cabo programas de desarrollo con la seriedad que las circunstancias obligan, incluso hasta la construcción de un nuevo local. Simultáneamente, la colaboración, cooperación e intercambio de experiencias con otros centros bibliotecarios siempre resultarán beneficiosos para las partes, y habrá que abandonar rostro y espíritu indigentes, menesterosos y mendicantes, de pasivos consuetudinarios esperando auxilios y caridades externos. El arranque hacia el progreso implica empezar teniendo vergüenza, autoestima y respeto personales y nacionales.

 

La Biblioteca Pública Municipal del Callao Esquina de la Calle Colón y de la Calle Teatro (Actual Pedro Ruiz Gallo) Fuente: Foto tomada de internet
La Biblioteca Pública Municipal del Callao
  Esquina de la Calle Colón y de la Calle Teatro (Actual Pedro Ruiz Gallo)
                                         Fuente: Foto tomada de internet

Ante El Callao se abre -esperamos- una época histórica de rica actividad multilateral y polifacética, donde los conocimientos, el saber y la probidad ético-moral serán la clave de nuestro ascenso, de nuestros éxitos. Conviene, pues, tener presente que jamás lograremos niveles intelectuales y espirituales superiores con meros cosméticos ni potingues, con simples maquillajes ni con demagogia, ni con bibliotecas y archivos inexistentes o al borde de la bancarrota.

Ricardo E. Mateo Durand

Tartu – Estonia (UE)

El Callao – Perú

Algunas direcciones electrónicas de interés general:

http://tradiciones-peruanas.xn--crdenas-hwa.net/

http://shemer.mslib.huji.ac.il/lib/W/ebooks/001531300.pdf

http://www.biblioteca-antologica.org/wp-content/uploads/2009/09/GARCILASO-EL-INCA-Comentarios-reales-II-Parte.pdf

http://letrasperuanasyuniversales.blogspot.com/

http://letrasperuanasyuniversales.blogspot.com/2009/01/los-comentarios-reales-de-los-incas.html

http://quijote.bne.es/libro.html

http://cervantes.uah.es/obras.htm

http://www.google.ee/search?tbo=p&tbm=bks&q=inauthor:%22Mart%C3%ADn+Fern%C3%A1ndez+de+Navarrete%22

http://www.callaocentrohistorico.com/

http://www.gacetajuridica.com.pe/

http://www.dialogoconlajurisprudencia.com/

http://www.bnp.gob.pe

Obras de don Francisco de Quevedo y Villegas:

1- francisco de quevedo obras literarias

2- francisco de quevedo obras mas importantes

3- obras de don francisco de quevedo villegas francisco de quevedo

4- biografia de francisco de quevedo y villegas

5- biografia corta de francisco de quevedo

6- francisco de quevedo wikipedia

7- francisco de quevedo biography

8- suenos francisco de quevedo

http://www.cervantesvirtual.com/bib/bib_autor/galdos/obra.shtml

http://cavb.blogspot.com/

http://cvc.cervantes.es/

http://rae.es

http://www.monografias.com

http://www.wdl.org/es/

http://es.wikipedia.org/wiki/Biblioteca_de_Autores_Espa%C3%B1oles

http://www.filosofia.org/aut/mmp/index.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Biblioteca

http://www.culturageneral.net/Humanidades/Literatura/Literatura_Clasica/

http://www.elperuano.com.pe/edicion/noticia-china-apoya-a-biblioteca-6446.aspx#.UbQd5vnPXIc

http://www.elperuano.com.pe/edicion/noticia-el-poder-judicial-contara-un-sistema-archivo-jurisdiccional-6661.aspx#.UbgdevnPXIc

 

 

PAPÁ

REMINISCENCIAS DE MIS PADRES

Mi padre era del siglo antepasado, es decir, nació en 1898. Mi papá le llevaba a mi mamá varios años, yo calculo que más o menos dieciséis. Mi padre era muy cariñoso. Fue enemigo de castigarnos, y jamás lo hizo en ninguna forma. Para reprendernos sólo tenía una mirada muy profunda, y creo que todos mis hermanos también veían lo mismo que yo, confundiendo esa mirada con amenaza, que hacía que acudiéramos a la orden inmediatamente.

Mi querido padre, Francisco Jaime del Alcazar
(1898 – 1965)
Fuente: Foto (1944) propiedad de la autora de la narración

Mi papá era así porque cuando niño su padre lo maltrató mucho. Él  contaba que le pegaba sin razón, sin motivo ni justificación alguna. Mi padre tuvo muchos hermanos y nos contaba que cuando ellos se portaban mal, mi abuelo lo castigaba a él, y a nadie más que él, debido a lo cual mi padre sintió tanto esa injusticia que, según me refirió mi madre, quien escuchó la promesa de sus propios labios, él juró no tocar a sus hijos cuando los tuviera. Y así fue: nunca nos gritó ni nos maltrató. Al contrario su voz era suave y su caminar, lento pero seguro. Solía poner su mano en nuestra frente para saber si teníamos fiebre. En general, teníamos buena salud. La suya fue excelente porque mientras todos caíamos con fuerte gripe y severos catarros, y padecíamos, ello no sucedía con mi padre, que sobrepasaba incólume los ataques de las epidemias..

Mi padre fue creyente, pero no iba a ninguna iglesia y no practicaba ningún rito, ceremonia, preceptos ni dogmas. Oraba con admirable un fervor, preces que hacía sentado en su cama, con la luz tenue, los ojos cerrados, las manos juntas, la cabeza gacha en posición de devoción y reverencia. Varias veces entré en su dormitorio coincidiendo en el preciso momento de sus invocaciones, pero estando él tan absorto y concentrado no escuchaba ni sentía mi presencia.

Rememorándolo reiteraré algo de lo que siempre tuve conciencia: fue guapo mi padre; de simpatía en todos los sentidos. Tenía los ojos color miel y tierna la mirada. Fue hombre alto y delgado, de singular belleza, tanta, creo yo, que no pecaría de exagerada si lo calificara de realmente hermoso… ¿Saben?: ¡Así lo afirmo yo!

familia

Mi padre y mi hermano César Augusto (1924-1932), el mayor de los hombres, con nuestro perro Gerente

Fuente: Foto (1925) propiedad de la autora de la narración

Mi padre cantaba y poseía timbrada voz de barítono. Cuando él entonaba una canción entonces mi madre lo acompañaba llevando el bajo. Ambos formaban combinación auténticamente admirable. Juntos conformaron extraordinario dúo. Se les oía muy bonito, y cantaban valses y también algunos tangos, pero sus preferencias eran los yaravíes ayacuchanos. Los yaravíes, como sabemos, son canciones con sentidas letras, doloridas, si se quiere, con hermosísimas palabras, patéticas, conmovedoras, sentimentales y románticas. Algunos yaravíes llegan tan al fondo de nuestra esencia, y tanto nos emocionan que nos sería compleja labor si tuviéramos que expresar con ayuda del idioma las vivencias e imágenes que nos evoca.

Mi padre compuso un yaraví que quiero mostrar en este escrito porque siento la necesidad de hacerlo. Lo aprendí, y no yo sola sino también mis hermanos. En una etapa de mi vida viajé y residí en otro país. Cuando fui a la Argentina por primera vez estando soltera, mi hermano Hugo me recibió en su casa. Conversamos intercambiamos noticias y, después de un rato de charla me dijo: ”Violeta, ¿has escuchado esta canción? Y se puso a cantar,… Era el yaraví de mi padre.

Mi hermano también tenía linda voz, y en aquella ocasión la interpretó maravillosamente. Cuando terminó de cantar estábamos los dos inundados de lágrimas. Yo, porque me acordaba de mi padre, y, mi hermano doblemente, por estar lejos de su padre, de su familia y de su país. En algún momento contaré lo de mi hermano Hugo: que mis padres sufrieron mucho por su lejanía ¡es toda una historia! Refiriéndola rememoraremos que nuestros progenitores sufrieron mucho, por su alejamiento geográfico.

Ahora, si me permiten, voy a copiar este yaraví, que tengo en la memoria y lo sé cantar. Es cortito pero, a pesar de su reducida extensión en palabras refleja de alguna manera la sensibilidad de mi progenitor, -ahí va – ¡léanlo!

Es tu voz como el murmullo (bis)
que alza el agua entre las rocas
y es tan dulce que ella evoca (bis)
el trinar del ruiseñor (bis)

Quisiera ser cristal
que miran tus lindos ojos
quisiera ser la estampita
que besan tus labios rojos (bis).

Este, apreciados lectores, es el yaraví con fuga de huayno. Mi padre nos decía: LA FUGA DE HUAYNO PÓNGANLA USTEDES.

Mi padre fue generoso, muy generoso y sensible. Compartía todo con todos. No podía ver a un indigente. Cualquier menesteroso que fuese lo conmovía de tal manera que hacía un gesto de tristeza y no sabía cómo proceder para aliviarle el sufrimiento, mitigarle sus estrecheces, aminorarle sus penurias. Se quitaba lo que tenía puesto para dárselo. Y no solo eso: les daba de comer, les proporcionaba los alimentos que disponía. También, muchas veces vi su gesto de dolor, de pesar, de aflicción que lo invadía. Mi padre- nunca jamás dejaré de decirlo y repetirlo- fue persona excelente, con extraordinaria sensibilidad a flor de piel.

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De izquierda a derecha, de pie:
Mi hermana Dora -la mayor-, mi madre (1914 – 1978), con mi hermana Ida y mi padre con mi hermano Hugo. Sentadas, de izquierda a derecha: mis hermanas Irma y Esperanza
Fuente: Foto (1937) propiedad de la autora de la narración

Si he de abundar en mi narración diré que fue generoso con la gente extraña, sin importarle la condición de las personas, aunque éstas fuesen, repito, desconocidas. Y con sus hijos, ¿cómo fue?. Con nosotros lo fue muchísimo; no sabría decir si más, pero sí que fue muchísimo. En la hora del almuerzo repartía su troncha de carne,… Pinchando con el tenedor y cortando con el cuchillo separaba trozos, y nos los colocaba en la boca, lo que ocurría diariamente, por lo que mi mamá, conocedora de los sentimientos y costumbres de su marido, le servía copiosa y abundantemente.

Me acuerdo que un siete de septiembre -de un año que ahora no sabría especificar-, siendo cumpleaños de mi hermana mayor, sin que mis padres todavía se hubieran levantado, cuando entró al dormitorio mi hermana mayor, Dora. Al verla mi padre le dijo: Dorita” no te he comprado regalo por tu cumpleaños. … Pasaron unos segundos y se incorporó, se llevó las manos al cuello y de allí desprendió su medallón con cadena de oro. Se acercó a ella y le puso la alhaja en el cuello.

Mi hermana siempre lo usó, lo llevó siempre con el cariño del primer momento. Posteriormente, mandó ella engastarlo en un marco de puntas de oro con incrustaciones de brillantes, con lo que obtuvo una valiosísima joya. Por sus seis puntas resultó ser el símbolo de Israel, la Estrella de David.

Yo recuerdo que mi padre siempre se acordaba de esta fecha, y decía:

-Un siete de septiembre yo volví a nacer.

En efecto: mi padre se había ido de paseo con unos amigos, estando por entonces todavía soltero. Se fue a navegar con ellos en bote, al Río Perené. Eran como cuatro o cinco, y el bote se les volteó, cayendo todos al agua. El Río Perené es profundo, muy profundo, y caudaloso. Es uno de los afluentes del Amazonas, y mi padre no sabía nadar. Estaba bien debajo de las aguas, y desde allí vio superficie de la misma. De repente, tocó unos pies que pasaban por arriba de su cabeza, y se chapó uno del que se asió fuertemente. Era uno de sus jóvenes amigos. Los otros, habían subido de nuevo al bote, y al joven que jalaba a mi padre lo ayudaron también a subir. En estos quehaceres estaban cuando uno de ellos le preguntó:

– ¿Y Jaime?

Su respuesta fue el silencio, un silencio entendible porque le contestó sin hablar. Con toda la agitación del mundo atinó sólo a estirar su mano señalando con el dedo hacia abajo, allí donde mi padre se hallaba sumergido. Metieron las manos, lo agarraron y lo sacaron desfallecido, más muerto que vivo; en realidad casi muerto.

Siempre se acordaba en esta fecha -siete de septiembre-, y no dejaba de reiterarnos los sucesos tan sobrecogedoramente vividos. Decía:

– Volví a nacer,… Yo vi la muerte, pero no me dejé atrapar porque quería vivir. No interrumpí el pataleo de mi amigo, por el contrario: le ayudaba a patalear porque sabía que su esfuerzo nos salvaría a ambos.

También era confiado, demasiado diría yo. Creía en la honradez de todas las personas. Nunca, cuando nos chapaba una mentira no nos acusó jamás de mentirosos, sino que nos exhortaba para que nos rectificásemos nosotros mismos.

Violeta
Con mi hijita Violeta del Carmen y con mi sobrino César en brazos
Fuente: Foto (1974) propiedad de la autora de la narración.

Una vez, un sobrino suyo fue a la casa, y le pidió prestado cierta cantidad de dinero. Mi padre, al ver que mi primo no sabía la cantidad exacta, en exceso de confianza que en los actuales tiempos ya ni se estila, mi padre le extendió un cheque en blanco.

Nunca fuimos gente de dinero, de recursos, menos de caudales, pero nunca nos faltó nada. Él tenía una frase que nos reiteraba siempre, y nos la pronunciaba cargándonos y besándonos:

– ¡Nosotros somos millonarios!

Como yo no me lo creía, también decía de mí que era millonaria. Yo me imaginaba que tenía mucho dinero, pero, pasando el tiempo, con los años me di cuenta que él se refería a algo más valioso que lo meramente metálico, como es la unión de la familia. Esta ha sido una de sus grandes enseñanzas.

Por ello mismo, siempre estuvimos seguros y protegidos con mis padres. Sabíamos que nunca nos faltaría qué llevarnos a la boca. Nos sentíamos sanos, admirados y apreciados por la gente que tuvo relación con nosotros, Vivíamos en pueblo chico y nos conocíamos todos, pero igual habría sido de haber vivido en una gran ciudad. Nosotros, en una palabra, éramos sus hijos, para él los más bellos y hermosos del mundo.

Creo y pienso que nombraré a mi padre a lo largo de este mensaje, todo lo que para mí significó, al igual que mi madre, de quien escribiré en otra oportunidad.

Violeta Jaime
Lima – Perú